Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.
El sabio no es el hombre que proporciona las respuestas verdaderas, sino el que plantea las verdaderas preguntas.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea para reparar el daño.
Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cadáver.
El hombre sabio, incluso cuando calla dice más que el necio hablando.
Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección.
El hábito es el enorme volante de inercia que mueve a la sociedad, su más valioso agente de conservación.
No hay mayor mentira que la verdad mal entendida.
El pesimismo conduce a la debilidad; el optimismo al poder.
El principio más profundo del carácter humano es el anhelo de ser apreciado.